Bautista. — Los bautistas ingleses se hicieron oír durante las contiendas parlamentarias que tuvieron lugar en la quinta década del siglo XVII. Sus convicciones respecto a la libertad religiosa habían sido expresadas una generación antes en Inglaterra, y ellos aprovecharon la oportunidad para impulsar su punto de vista. En 1644, estando en Inglaterra, Rogelio Williams publicó su Dogma Sangriento de Persecución, detallando la melancólica historia de la persecución en Nueva Inglaterra y abogando por la libertad de conciencia. Los bautistas ingleses fueron prominentes en el ejército de Cromwell y al mismo tiempo fueron probablemente la más fuerte disuasión para la ambición de Cromwell de encabezar una nueva línea de reyes en Inglaterra. Tal vez engañados por la promesa de Carlos II de que permitiría la libertad de conciencia, los bautistas se unieron para trabajar por la restauración de la línea Estuardo. Con otros disidentes sufrieron severamente en el período entre 1662 y 1688.
Por extraño que parezca, después que la tolerancia fue legislada en 39, los bautistas no crecieron rápidamente, como era de esperarse. Parecían haber agotado su fuerza durante los duros días de la persecución. Los bautistas particulares formaron una confesión de fe en 167 sobre el patrón de
Los Cuáqueros. — Los cuáqueros fueron el producto de la experiencia mística de Jorge Fox (1624-91). El llegó a oponerse al cristianismo organizado cuando siendo joven no pudo encontrar ayuda de los clérigos para un problema personal. Místico por naturaleza, aunque criado en un fondo presbiteriano, tuvo lo que creía era una revelación interna de Dios en 1646. Su énfasis sobre la luz interior, y su oposición obstinada al cristianismo organizado le produjeron mucha persecución. El movimiento creció rápidamente. El tamaño de su grupo ilustra por el hecho de que en 1661, bajo las leyes persecutorias de Restauración, había más de 4,200 cuáqueros en prisión. Los misioneros cuáqueros fueron a todas partes. En 1681 Guillermo Penn fundó su colonia en América como un refugio para los perseguidos de su grupo para otros. La doctrina central de los cuáqueros era “la luz interior” de Dios. El culto formal, el canto, las ordenanzas del bautismo y Cena, los ministros y la educación teológica especial eran rechazadas tal vez como proyección de la intensa oposición de Fox a todo lo que constituyera cristianismo organizado en su día. El pacifismo y la filantropía han caracterizado a los cuáqueros desde el principio, aunque movimiento ha perdido el espíritu radical y condenatorio que conoció primero.
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