Este período final ha sido notable por el rápido ascenso de Alemania y Rusia hasta el frente como potencias mundiales. La Primera Guerra Mundial (1914-18) surgió directamente de las alianzas militares tan estrechamente entrelazadas, destinadas a mantener el equilibrio del poder. El nacionalismo arrebatado, los antiguos odios y rivalidades, la carrera armamentista, y los impulsos irresponsables completaban el explosivo cuadro en 1914. La chispa surgió en un incidente en los Balcanes, y la guerra empezó el verano de 1914. Alemania y sus aliados fueron finalmente denotados. Después de la guerra Alemania se convirtió en república por diez años. Las manifiestas iniquidades del tratado de paz y la difícil depresión económica de los primeros años de la década de 1930 alentaron la ascensión de Adolfo Hitler y del partido nacional socialista en Alemania. La Segunda Guerra Mundial empezó en septiembre de 1939. La coalición alemana fue derrotada en 1945. El uso de bombas atómicas al final de la guerra marcó el principio de una nueva era.
La Iglesia Católica Romana.— A pesar de que la Primera Guerra j Mundial invalidó seriamente las más fuertes potencias continentales católicas romanas, a la iglesia le fue sorprendentemente bien en el conflicto y apareció más fuerte en algunos respectos después de la guerra que antes. La aparición del partido nazi bajo Hitler en 1933 marcó el principio de la represión de los católicos en Alemania, que continué hasta el fin de este período. Al mismo tiempo, la amenaza del comunismo ruso apareció claramente a la vista. En el mismo fin del período Rusia envolvió a muchas de las pequeñas naciones eslavas vecinas en la esfera de su influencia, y reprimió en cada caso a la Iglesia Romana en favor de la Iglesia Ortodoxa Oriental.
Internamente la actividad de la Iglesia Romana puede recapitularse bajo tres títulos: lucha con el modernismo, censuras contra protestantismo, y relaciones con estados seculares.,
León XIII (1878-1903) sucedió a Pío IX y fue uno de los papas más capaces de este período. Aunque algunas veces él es calificado "papa moderno" porque desplegó interés en estudios clásicos y científicos y permitió que los clérigos liberales dirigieran reformar sociales un estudio cuidadoso de su vida y su obra muestra que él continuó dogmatismo medieval de sus predecesores. En 1897 él puso en marcha una encíclica que censuraba todos los libros condenados antes 1600, aunque pudieran no haber sido incluidos en listas posteriores libros prohibidos. León permitió solamente estudios bíblicos y cien tíficos que no impugnaran el dogma de la Iglesia Católica.
Pío X (1903-14) fue elegido probablemente como reacción León. Tenía poco aprecio por la erudición y la educación elevada. Mi cha de la obra de León fue virtualmente destruida por la hostilidad personal y cultural de Pío X. En 1907 él publicó un nuevo compendio que condenaba el modernismo. Su encíclica del mismo año atacaba vigorosamente el modernismo dentro de la Iglesia Romana. Pío abogó por un regreso a la filosofía escolástica y demandó el rechazamiento de los que desearan estudiar derecho canónico, excepto a los que tenían un fondo escolástico. Cualquier mancha de modernismo era suficiente para el rechazamiento de un maestro en seminarios o universidades católicos y la expulsión de los que ya estaban en estas instituciones. Los obispos debían esforzarse por impedir la publicación de libros modernistas y eliminarlos de las escuelas. Todas las reuniones de sacerdotes debían ser investigadas para ver que el modernismo no tuviera lugar. Benedicto XV (1914-22) continuó la pelea contra el modernismo, como lo hicieron Pío XI (1922-39) y Pío XII (1939-1958).
Este ha sido un período de continuos ataques del papado contra el protestantismo. León XIII se excedió al aprobar la inquisición española de la edad media, al calificar las llamas como "benditas". El alabó al infame Torquemada, el perverso director de la inquisición española, por su "muy prudente celo e invencible virtud". En 1896 León denunció la ordenación y sucesión anglicanas, condenando tanto la forma como la intención. El inició el punto de vista típicamente romano relativo a la tolerancia religiosa, que afirma que cuando los protestantes tienen el control de una nación, los católicos deben ser tolerados de acuerdo con la política general protestante de tolerancia religiosa; por otra parte, cuando los católicos tienen el control, debe seguirse la política católica de no tolerancia. Pío X desaprobó vigorosamente toda lectura y estudio de la Biblia. Su ataque en 1910 contra los reformadores y sus seguidores Como "enemigos de la causa de Cristo" levantó considerable antagonismo. Benedicto XV continuó la lucha papal contra el protestantismo.
El papa León XIII tuvo mucho éxito al establecer relaciones amistosas con algunos de los estados. Mediante diplomacia táctica y laboriosos esfuerzos de los jesuitas, el papado hizo amigos de Bélgica, España, Francia, Inglaterra, Rusia, y los Estados Unidos. Sus sucesores no fueron tan afortunados. Bajo Pío X y Benedicto XV Roma recibió severos golpes. En 1905 Francia promulgó leyes que separaban la iglesia y el estado. La propiedad eclesiástica fue confiscada, y finalmente se retiró la ayuda financiera a la religión. Además, las revoluciones en Portugal y México redujeron el prestigio del papa. El golpe fue particularmente radical en la republica de México. Su nueva constitución de 1917 separo la iglesia y el estado y confisco las propiedades eclesiásticas. Todos los oficiales y sacerdotes católicos romanos fueron exiliados.
Se había esperado que el concordato de 1929 entre Pio XI y el gobierno italiano trajera relaciones pacificas entre los partidos. Debe recordarse que en 1870 los patriotas italianos capturaron Roma, el último de los territorios papales fuera de los pocos acres que constituyen el Vaticano. Desde entonces los papas se negaron a dejar esta área, llamándose prisioneros. En 1929 Mussolini convino en pagar al papado una indemnización de 87, 500,000 dólares, añadir unos cuantos acres a los terrenos del Vaticano, y reconocer la ciudad del Vaticano como estado libre. Sin embargo, la controversia más amarga se continúo después porque cada parte no estaba dispuesta a cumplir el acuerdo. En 1946 la monarquía fue derrocada y se adoptó un gobierno republicano. Teóricamente la Iglesia Romana no era más favorecida que cualquier otro grupo religioso, pero en la práctica el fondo católico del pueblo dio a la Iglesia Romana un lugar favorito.
En 1931 en España también fue reemplazada la monarquía por una república, y la constitución estipuló la separación de la iglesia y el estado, dando esperanzas de que se practicaría la igualdad religiosa para todos los grupos. La Guerra Civil empezó en 1936, y en 1939 llegó a ser dictador el general Franco, procatólico. La Iglesia Católica Romana se hizo dominante otra vez como religión establecida.
En Francia la Iglesia Católica Romana, la única religión de una gran mayoría del estado, es ignorada por la mayoría de sus adherentes, y tiene poca vitalidad.
Entre las dos guerras, la Iglesia Romana peleó valientemente contra los nazis, sin mucho éxito.
El Luteranismo. —El luteranismo de Europa ha padecido severas pruebas este período. La reforma de Lutero fue plantada en un ambiente de granjeros y campesinos y había esperado que el benevolente príncipe de un estado comparativamente pequeño mantuviera pureza y bienestar de la Iglesia Luterana en su área. Después de 1870 vinieron cambios radicales. La tardía unificación de Alemania en una sola nación requirió considerable reajuste, hasta el punto de la organización y el control luterano. La rápida industrialización de Alemania y la revolución mecánica también lanzaron sobre el luteranismo europeo nuevas normas sociales y económicas que demandaron respuesta rápida y radical. Al mismo tiempo de este desafío, el militarismo y la guerra paralizaron o reclutaron el caudillaje luterano. La Constitución de Weimar adoptada por la República Alemana después de la Primera Guerra Mundial estipulaba la separación de la iglesia y el estado, aumentando las penalidades del luteranismo tradicional. La vitalidad del movimiento de Lutero disminuyó lentamente en las primeras décadas del nuevo siglo. Se ha estimado que el 75 por ciento de los cristianos nominales de Alemania en los años veinte eran indiferentes a la religión.
La aparición de los Nazis en 1933 produjo problemas adicionales. Los esfuerzos de Hitler por gobernar tanto a las iglesias luteranas como a las reformadas en beneficio del estado produjeron el cisma y el conflicto. Se hicieron intentos de paganizar el cristianismo para exaltar factores raciales y nacionales. El mismo Hitler estaba deseoso de ver una iglesia nacional organizada por un grupo llamado Movimiento de Fe de Cristianos Alemanes, pero la oposición de hombres como Martín Niemóller, pastor de Berlín, ofreció firme resistencia. Se organizo un sínodo confesional opuesto a este Movimiento de Fe, que incluía a luteranos y a calvinistas. La Segunda Guerra Mundial restringió drásticamente toda la obra cristiana. En los países escandinavos el luteranismo se ha mantenido como la religión de la mayoría.
El Calvinismo. — Los turbulentos años de las dos guerras y una casi continua contienda ideológica en Europa contribuyeron a la amarga lucha modernista-confesional dentro del calvinismo europeo y minaron la vitalidad de las iglesias reformadas del Continente. Es cierto que el calvinismo estaba mejor preparado por su perspectiva general para hacer frente a las revoluciones industrial y mecánica del nuevo día que el luteranismo. La separación de la Iglesia Romana del estado en Francia en 1905 también ayudó al calvinismo en esta lucha. Los mismos golpes que sacudieron al luteranismo cayeron sobre el calvinismo. La separación general de la iglesia y el estado ocurrió en los cantones de Suiza, parcialmente por la influencia católica romana; principalmente por causa de la indiferencia.
De Suiza, sin embargo, al fin de la Primera Guerra Mundial surgió una fuerte protesta contra el liberalismo teológico. Karl Barth (1886-1968), pastor de una pequeña iglesia reformada de Suiza, profundamente conmovido por la violencia de una guerra mundial, formuló un sistema teológico que algunas veces ha sido llamado teología de la crisis porque interpretaba los problemas contemporáneos y las convulsiones mundiales como resultado de la confianza del hombre en si mismo y del consecuente descuido de la voluntad de Dios; algunas veces llamada teología dialéctica, que se refiere a la total; incapacidad del hombre de buscar a Dios y a la necesidad de permitirle a Dios, mediante su soberana gracia, hablarle al hombre; y algunas veces llamada neoortodoxia, que refiere el movimiento a la antigua ortodoxia cristiana Barth exaltaba la soberanía de Dios como trascendente y el pecado del hombre como irresistible. Aunque el sistema de Barth tenía elementos inaceptables para muchos sobrenaturalistas tradicionales, estaba en marcado contraste con el arrogante racionalismo de
la generación anterior y ha sido grandemente influyente en la teología contemporánea.
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