Jaime I (1603-25). —Isabel reinó por mucho tiempo, pero era evidente a su muerte en 1603 que no había vivido lo suficiente para estabilizar el establecimiento religioso que ella había provisto para Inglaterra. La sucesión para la corona de Inglaterra pasó al rey Jaime I de Escocia, tataranieto de Enrique VII de Inglaterra. Tanto los levantiscos católicos romanos como los vocingleros puritanos se animaron ante la perspectiva de la sucesión de un rey escocés como Jaime I Inglaterra. El era hijo de María, reina de los escoceses, y había mostrado su rencor hacia el presbiterianismo dominante de su tierra nativa. Puesto que se había casado con una católica romana, y dado que su madre había sido ejecutada por Isabel, los católicos razonaban le la causa de ellos estaría muy cerca del corazón del nuevo rey. Los puritanos, por su parte, pensaban que la experiencia de Jaime con los presbiterianos escoceses lo había condicionado en favor de ellos en el lev o reino. Mientras tanto, los dirigentes de la Iglesia de Inglaterra pensaban que el carácter sumiso de su iglesia a la supremacía real los recomendaría ante el nuevo rey. La Iglesia de Inglaterra ganó la luía. los otros contendientes por el favor real fueron menospreciados.
Dos conspiraciones contra la vida del rey fueron atribuidas a los católicos romanos y trajeron como consecuencia una demanda para que los papistas se sometieran. Los puritanos se enfrentaron en 1603 con Jaime, con una petición de purificar el cristianismo inglés de las supersticiones papistas (con la adopción de las doctrinas calvinistas), pero Jaime se negó ásperamente. El siguiente año en la Conferencia Hampton Court, Jaime rechazó otra vez el calvinismo, pero sí accedió a la petición de adiciones al catecismo y a la revisión de la Biblia inglesa. Del último permiso surgió en 1611 la famosa versión del rey Jaime de la Biblia inglesa. Por 1604 el rey había rechazado todas las peticiones puritanas y había adoptado la política de hostigarlos constantemente. Un ejemplo se ve en la Declaración de Deportes de J618. Jaime sabía que los puritanos eran muy cuidadosos para guardar el domingo como el día santo de Dios. Como una medida represiva, él ordenó que todos los clérigos anunciaran desde el pulpito el programa de deportes para entretenimiento del pueblo en domingo. Esta fue una severa prueba para cualquier puritano de conciencia.
Carlos I (1625-49). — A la muerte de Jaime en 1625, lo sucedió en el trono su hijo Carlos, inferior a su padre en capacidad y diplomacia. El era sospechoso a los protestantes cuando fue instalado, puesto que su madre era católica romana y él se había casado con una princesa católica romana. El trató de continuar la política de su padre, pero el resentimiento acumulado durante el reinado de su padre, que recayó sobre él, fue ominoso. La situación no fue suavizada con las tácticas persecutorias del arzobispo Guillermo Laúd, que mediante espías, la Cámara Estrella, y la Corte de Alta Comisión, consiguió suprimir toda disensión. La Declaración de Deportes fue otra vez obligada.
Porque resentían sus tácticas rigurosas, Carlos despidió el Parlamento en 1629 y gobernó sin su ayuda hasta 1640. El convocaba a sesiones entonces, sólo por una crisis que él no podía manejar sin la cooperación del mismo pueblo.
La crisis se extendió a Escocia. Los escoceses resintieron la interferencia real con su presbiterianismo. Desde 1603 (cuando Jaime se convirtió en soberano de ambos países) la Iglesia de Inglaterra y la corona habían deseado extender el establecimiento del episcopado a Escocia. Mediante astuta diplomacia, Jaime había podido hacer considerables progresos en esa dirección. En 1637, sin embargo, el arzobispo Laúd intentó forzar en Escocia una réplica del establecimiento inglés, incluyendo una revisión drástica de la liturgia. La oposición fue inmediata. La lucha de los escoceses por mantener el presbiterianismo contra la política real se convirtió en rebelión, pero el rey tenía suficiente dinero y hombres para hacer la guerra contra los escoceses. Así, en abril de 1640, Carlos fue obligado a convocar al parlamento, para sesionar. Sin embargo, estos hombres ingleses no estaban en disposición de consentir ante la ostentación real de la ley y la equidad inglesas. Cuando el Parlamento demandó reformas religiosas y políticas, Carlos disolvió el cuerpo. Sólo se había reunido por tres semanas, y es conocido como el Parlamento Breve. Entonces Carlos indispuso completamente a su pueblo sosteniendo ilegalmente la asamblea (la asamblea de la dirección de clérigos) después de la disolución del Parlamento. Bajo la dirección del arzobispo Laúd se adoptó un número de cánones, que declaraban que el rey tenía poder ilimitado sobre las personas y posesiones de sus súbditos por derecho divino, sin relación a su consentimiento. A los clérigos se les ordenó firmar el juramento de no cambiar el gobierno de la Iglesia Inglesa, y al describir su sumisión el canon terminaba una lista de privilegios de sesión con la palabra "etcétera" (y otros más), que podía ser interpretada casi en cualquier sentido. Esta legislación produjo tales sentimientos que Carlos la suspendió, Mostraba al pueblo lo que podía esperar de su rey. Mientras tanto, los escoceses habían invadido Inglaterra, y Carlos no había tenido otra alternativa que convocar al Parlamento para conseguir fondos y hombres. En noviembre de 1640 se reunió el Parlamento y rápidamente evidenció que el puritanismo estaba en mayoría. Se empezaron reformas políticas y religiosas. Cuando en enero de 1642 Carlos intentó apresar a varios miembros de la Casa de los Comunes, estalló una guerra civil entre el rey y el Parlamento. Algunas alteraciones drásticas tuvieron lugar. Las formas litúrgicas y episcopales (libro de oraciones) fueron abolidas, y una asamblea (La Asamblea de Westminster), compuesta principalmente de puritanos, fue convocada para aconsejar al Parlamento sobre el credo y gobierno de la nueva Iglesia Inglesa. El Parlamento necesitaba mucha ayuda escocesa en su lucha con Carlos y consintió en trabajar por la uniformidad en doctrina y organización eclesiástica en Inglaterra, Escocia e Irlanda, y oponerse al episcopado. La Asamblea de Westminster, primordialmente puritana, recomendó un tipo presbiteriano de gobierno eclesiástico, que fue establecido en 1646 y que proveyó una liturgia presbiteriana para el culto público en vez del libro de oración. La famosa Confesión de Westminster fue adoptada por Escocia en 1647 y por Inglaterra en 1648.
Mientras tanto, los ejércitos del Parlamento estaban ganando substanciales victorias, haciendo prominente a un nuevo dirigente, Oliverio Cromwell. El nuevo establecimiento presbiteriano, y la intolerancia, no fueron más atractivos para Cromwell que la intolerancia episcopal. Cromwell y la mayoría de sus dirigentes eran independientes y no favorecían un gobierno intolerante, fuera presbiteriano o episcopal. En diciembre de 1648. Insatisfecho con el Parlamento presbiteriano, el ejército purgó al Parlamento de los miembros que se negaban a cumplir con los deseos del ejército. El rey Carlos, mientras tanto, había sido derrotado en el campo y se había rendido a los escoceses. Sin embargo, él los convenció de que si tomaban su lado, él a su vez favorecería el presbiterianismo en Inglaterra. Los dirigentes escoceses, notando que el ejército de Cromwell estaba opuesto al Parlamento presbiteriano, y con el temor de que Cromwell aboliera las reformas presbiterianas que se habían hecho, consintieron en apoyar a Carlos.
Sin embargo, en agosto de 1648 el ejército escocés, esforzándose por invadir Inglaterra, fue derrotado ruidosamente por Cromwell. Después de la purga del Parlamento, bajo la influencia del ejército, Carlos fue juzgado por traición y decapitado. El período se cierra con la derrota temporal del poder real en Inglaterra; con las reformas de los Tudor, con la obra de los primeros Éstuardos, y con la revolución presbiteriana arrollada por el poder militar de Oliverio Cromwell y su ejército de independientes, y con considerable incertidumbre en cuanto al éxito de la lucha eclesiástica y política de la vida de Inglaterra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario es importante. Gracias