Por siglos los principales historiadores o ignoraron o crasamente malentendieron lo que ahora se reconoce como uno de los movimientos importantes en el período de Reforma. El movimiento por siglos fue llamado anabautismo, aunque con algunas reservas por los más familiarizados con él. A. H. Newman, por ejemplo, reconocía, como muchos eruditos de otras denominaciones ahora están de acuerdo, en que el nombre "anabautista" era un epíteto de reprobación o condenación. Por mucho tiempo se le identificó con el fanatismo, el cisma y el desorden. Ya para el siglo V el Código Teodosio señalaba la pena de muerte para cualquiera que rebautizara a otro. Esta ley estaba dirigida a los donatistas, los que algunas veces eran llamados anabautistas porque insistían en realizar el rito del bautismo sobre cualquiera que viniera de las corrompidas iglesias católicas, que, decían los donatistas, habían perdido el poder de administrar el bautismo salvador. Con esta clase de fondo, el nombre "anabautista" llegó a aplicarse a cualquier iconoclasta religioso o fanático.
Ahora se reconoce generalmente que encontrar a alguien al que se haga referencia como un anabautista en el siglo XVI no significa necesariamente que tal persona rebautizara; sencillamente puede significar que sus conceptos eran considerados radicales. Por esta razón, el nombre "anabautista" que hacía hincapié en la sola doctrina del bautismo de los creyentes, difícilmente puede aplicarse adecuadamente a todos los radicales religiosos que eran amenazados o condenados por ser clasificados en esta categoría.
Una mejor clasificación para describir más exactamente los diversos tipos de pensadores radicales ha sido intentada recientemente por* muchos historiadores. Tal vez, como algunos han sugerido, la palabra "radical" es el mejor término genérico para todos ellos, porque estos grupos eran radicales tanto en relación con las prácticas de los reformadores religiosos contemporáneos como en la opinión de los católicos romanos y de los protestantes de ese tiempo. Los diversos grupos, entonces, se discutirán bajo cuatro categorías: los biblicistas radicales, los milenaristas radicales, los místicos radicales, y los racionalistas radicales. Antes de discutir cada uno de esos grupos, deben decirse unas palabras acerca del posible origen de estos movimientos.
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