Doctrina Católica Romana
Ya se ha llamado la atención a la corrupción de las enseñanzas del Nuevo Testamento al desarrollarse el sistema católico romano. La norma de salvación del Nuevo Testamento hacía hincapié en la fe en Jesucristo sin mediación de ninguna persona o institución. Las ordenanzas del bautismo y de la Cena eran simbólicas, no mágicas. En el sistema romano las ordenanzas se volvieron sacramentos, vehículos de gracia. La salvación era concebida como proveniente de la iglesia católica sola, mediante la administración de los sacramentos. La cuestión del número de sacramentos, discutida por los teólogos católicos por siglos, fue resuelta finalmente. El crédito principal por establecer la posición oficial debe darse probablemente a Pedro Lombardo, en el siglo XII. Alrededor del año 1150 él preparó sus Cuatro Libros dé Sentencias, la última división de los cuales discutía los sacramentos. En contraste con teólogos más antiguos como Agustín (que murió en 430), que pensaba que todos los ministerios de iglesia eran sacramentos, y teólogos posteriores como Hugo de San Víctor y Abelardo (contemporáneos de Pedro Lombardo), que hacían hincapié en cinco sacramentos, las Sentencias señalaban siete sacramentos. Las Sentencias de Pedro Lombardo se enseñaron en prácticamente todas las escuelas de preparación teológica durante los siguientes siglos. Es probable que Tomás de Aquino (1225-74), que dio la síntesis más influyente de doctrina católica para el período moderno, siguiera a Pedro Lombardo al declarar que la iglesia tiene siete sacramentos.
Como fueron desarrollados por Pedro Lombardo y Tomás de Aquino, los siete sacramentos eran el bautismo, la confirmación, la penitencia,'la cena del Señor (Misa), la extremaunción, la ordenación y el matrimonio. Bastará una palabra de descripción de cada una.
El sacramento del bautismo es el rito inicial. Por él, enseña la iglesia, el pecado original y todos los actos de pecado cometidos hasta el tiempo del bautismo son perdonados. El rociamiento se convirtió en la modalidad general de bautismo en occidente poco después del siglo IX, y los infantes empezaron a ser sometidos al bautismo en los siglos II o III. Para mantener la apariencia de bautismo cómo profesión de fe, de padrinos se desarrolló muy poco después de la adopción del bautismo infantil. El sacerdote que administraba el bautismo preguntaba al infante si deseaba renunciar abatanas, si creía en los varios puntos del credo, y si estaba dispuesto a ser bautizado. El fiador, o padrino, contestaba todas estas preguntas por el niño que no podía discernir. El catecismo dice que esta ceremonia hace al niño cristiano, un hijo de Dios, y un heredero del cielo.
EI sacramento del a confirmación pretende impartir el Espíritu Santo. Como su base escrituraria usualmente se cita Hechos 8:17 y 19:6. En el mundo occidental este sacramento sólo podía ser administrado por un obispo. Hasta cerca del siglo XIII se confería poco después del bautismo; después se cambió el tiempo para permitir al sujeto alcanzar los doce o trece años. La edad no importa, puesto que se requiere un padrino y el sacramento obra sin referencia alguna a la comprensión del sujeto. En este sacramento, que en un sentido alista al niño en los deberes y responsabilidades de la vida eclesiástica, el obispo unge al sujeto con aceite que ha sido bendecido. V El sacramento de la penitencia otorga el perdón de los pecados cometidos después del bautismo. Citas como 1 Juan 1:9 se usan para apoyar esta doctrina. Las confesiones de pecados más antiguas se hacían a la congregación, pero tal práctica manifiestamente no podía continuar. El mismo volumen de tales confesiones hacía difícil tener otro tipo de servicio. La intensa persecución del cristianismo bajo el emperador Decio (249-51) y Diocleciano (284-305) hizo que muchos cristianos nominales negaran la fe. Para enfrentar esta necesidad, y también la demanda normal, se requirió una división de funciones. A través de desarrollos sucesivos, la confesión, auricular (confesión al oído del sacerdote) se hizo la costumbre. No fue sino hasta el Cuarto Concilio Lateranense en 1215 que la confesión al sacerdote se hizo una ley de la iglesia.
Bajo la teoría desarrollada por Aquino y ahora aceptada generalmente, el sujeto de este sacramento debe ser movido primero por la contrición, pesar por el pecado, o por la atrición, el temor del castigo del pecado. Con este motivo, se hace la confesión al sacerdote, que a su vez demanda que el sujeto dé "satisfacción". Esta idea probablemente también surgió de las rigurosas persecuciones del período primitivo. El propósito original de la satisfacción era dar evidencia de que el sujeto realmente estaba contrito y dispuesta a hacer la que pudiera por mostrar este espíritu. En un sentido esta satisfacción originalmente tenía una función doble: estipulaba una base para el perdón de los pecados eternos y mortales, y mostraba contrición por el pecado en el orden temporal. En otras palabras, el pecado era consideradojpprnjaj2an consecuencias eternas e incapacidades temporales.
Esta distinción se hizo muy importante en vista del desarrollo de varios métodos de hacer satisfacción y del límite excepcional de la efectividad de tal satisfacción. El método de hacer satisfacción antes de los siglos X y XI habían sido principalmente mediante peregrinaciones religiosas a algún santuario o mediante otros canales que revelaran la piedad personal. En el siglo XI, sin embargo las penas temporales podían ser remitidas en total o en parte por el uso de indulgencias. "Indulgencia" era el nombre dado a la remisión de castigo debido a pecados temporales. Después del siglo XI, en vez de tomar la peregrinación como parte de la penitencia, era posible comprar una indulgencia para dar satisfacción por los pecados temporales.
Además, la interpretación del gran campo en el que los pecados temporales hacían daño, aumentó la importancia de la distinción entre pecados temporales y eternos. Los pecados temporales, se enseñaba, debían pagarse en el purgatorio después de la muerte, si no habían sido completamente borrados mediante satisfacción. La iglesia, se enseñaba además, podía emitir estas indulgencias por los pecados temporales por la posesión de un tesoro de méritos legado a ella por las buenas obras de Cristo y los santos. Este desarrollo se reflejaba en el orden de los elementos de la penitencia. Antiguamente el orden, consistía de contrición, confesión, satisfacción, y después absolución o perdón por el sacerdote. Es decir, la satisfacción se daba antes que el sacerdote pronunciara la absolución o el perdón. El orden desarrollado fue cambiado un poco: la contrición y la confesión formaban la primera parte, pero la absolución venía después de la confesión, y la satisfacción era colocada al último. De esta manera, después de la confesión, el sacerdote, en su autoridad de las llaves conferidas a él j por el obispo romano, perdonaba los pecados eternos del sujeto; enseguida se imponía al sujeto la necesidad de dar satisfacción por la culpa temporal que, si no se expiaba, requería sufrir en el purgatorio. Debe decirse que la doctrina del purgatorio fue enseñada primero como, uní asunto esencial a la fe por Gregorio I (590-604).
El sacramento de la cena del Señor, o Misa, se describe como el sacrificio incruento del cuerpo y la sangre de Cristo. De acuerdo con el catecismo católico romano, Cristo es sacrificado otra vez en cada iglesia cada vez que la Misa se desarrolla. Por este medio el alma y la divinidad de Cristo se reproducen en el pan y el vino. Esta es la razón teológica por qué la Iglesia Romana se niega a compartir el vino] con la gente: ellos tienen todo lo que necesitan en el pan. La Misa ha convertido en la parte central de los cultos católicos romanos, porque mediante la participación del pan, que supuestamente se ha cambiado en el cuerpo roto de Cristo, y dando testimonio de la transubstanciación del vino en la sangre de Cristo, el sujeto verdaderamente participa del cuerpo de Cristo, que concede mérito espiritual.
El sacramento de la extremaunción,, como su nombre lo indica,! es la última unción. Su práctica está basada en Santiago 5:14. En la administración de este sacramento el sacerdote unge los ojos, los oídos, la nariz, los labios, las palmas de las manos, y los pies, para expiar le pecados cometidos mediante cualquiera de esos órganos. Concede indulgencia plenaria o completa, pero no se efectúa hasta el punto de muerte.
El sacramento de las órdenes se aplica solamente a esos que entran al servicio de la Iglesia Católica Romana. Los coloca aparte y le capacita para la tarea que han asumido.
El sacramento del matrimonio consiste en la unión de un hombre y una mujer en matrimonio. Por supuesto, ordinariamente los sacramentos de ordenación y matrimonio se excluían mutuamente uno otro.
De esta manera el sistema sacramental católico romano, que ya había desarrollado sus características actuales para el siglo trece, se proponía controlar la vida del sujeto. Tocaba al individuo desde su nacimiento, en la niñez, en la adolescencia, y a su muerte. Requería la confesión regular de pecados y. la absolución de manos del sacerdote como un medio de escapar de los sufrimientos del purgatorio que la iglesia terrenal podía remitir. La iglesia romana utilizaba todos los medios de influencia: apelaba a los ojos mediante la belleza, a los oídos mediante la melodía, al olfato mediante el incienso, y a las manos y las rodillas mediante la participación. Los ritos solemnes y los conjuros producían un sentimiento de pertenencia e iniciación, y un lenguaje común hablaba de unidad.
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