Un importante resultado del movimiento arriano fue la divulgación de su doctrina de Cristo por medio de la actividad misionera. En 340, aunque chamanismo gozaba del favor imperial, un joven misionero llamado Ulfilas, educado en la doctrina arriana, fue enviado a los visigodos. El sirvió hasta su muerte en 383, aparentemente recibiendo mucha ayuda que ahora no puede ser determinada. Ulfilas mismo trabajó diligentemente, pero la conversión al cristianismo arriano de grandes masas de visigodos y de tribus vecinas, difícilmente podría ser la obra de un hombre.
Ulfilas es mejor recordado por reducir a la escritura el idioma gótico, por medio de la traducción de las Escrituras. Como resultado de su trabajo y del de otros, cuando el Imperio Romano finalmente fue arrasado por estas tribus germanas en los Siglos IV y V. la tarea del cristianismo católico romano se facilitó. Un notable número de invasores ya habían abrazado el cristianismo arriano y necesitaban sólo la enseñanza de la fórmula nicena.
Otro resultado del movimiento arriano fue la adopción, por Constantino, de una política general de persecución física contra los disidentes eclesiásticos. Es cierto que los donatistas habían sufrido persecución física a manos de Constantino en 316, después de negarse a aceptar la decisión del concilio de Arlés. Después de cinco años Constantino dejó de cerrar las iglesias donatistas y de exilar a sus obispos, sintiendo que los resultados del uso de la fuerza no eran satisfactorios. Con esta experiencia, hubo alguna duda sobre si Constantino, como único emperador, continuaría tal política. Su determinación de continuar sugiere su profundo deseo de asegurarse cuando menos conformidad externa.
Además, el concilio de Nicea proveyó un precedente y una norma para futuros concilios de esta clase. Todos sabían que la decisión del concilio había sido arbitraria. Constantino había decidido lo que el concilio debía decidir, aunque al mismo tiempo los decretos del concilio fueron reconocidos como declaraciones cristianas autorizadas. Líderes concienzudos examinaron este nuevo desarrollo.
La conducta y los motivos cristianos eran secundarios; las decisiones eran los asuntos autorizados y las metas que debían alcanzarse. Aparentemente, la lección se había aprendido. Muchos de los concilios universales posteriores llegaron a sus decisiones mediante la coerción física y tácticas desordenadas. Es difícil ver qué parte de cristianismo genuino había en algunos de ellos.
Finalmente, el concilio de Nicea dio forma visible a la Iglesia Católica. Se recordará que en los escritos de Cipriano del siglo anterior se declaraba que la iglesia existía en los obispos. La Iglesia Católica (cristianismo universal), entonces, podía hacerse visible cuando todos los obispos se reunieran en concilio. Esto se efectuó en Nicea, y completó la maquinaria eclesiástica para la dominación universal por una monarquía espiritual.
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