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miércoles, 27 de agosto de 2008

Un Resumen de las Denominaciones más Antiguas

Episcopalismo. — La revolución política americana representó también una revolución religiosa también para los miembros de la Igle­sia de Inglaterra en América. No había obispo de esta iglesia en toda América, y el rompimiento político con Inglaterra dejó su condición incierta. Después de un período de indecisión, se tuvo una convención general en 1789 con representantes de todas las colonias, y se formó la Iglesia Protestante Episcopal de los Estados Unidos de América. Se basó en la doctrina, disciplina y culto antiguamente observados en la Iglesia de Inglaterra. La ordenación episcopal para los obispos ame­ricanos se recibió de Escocia e Inglaterra entre 1782 y 1790. La Con­vención General, que consistía de una Cámara de Obispos y una Cá­mara de Clérigos y Delegados Laicos, se constituyó en el cuerpo go­bernante de la iglesia.

Muchos factores se combinaron para hacer las primeras cuatro décadas las más desalentadoras de la nueva iglesia. Sus lazos históri­cos y doctrinales con Inglaterra (otra vez en guerra con los Estados Unidos en 1812) le produjeron mala reputación. Su culto de tipo for­mal no era efectivo en la frontera de América, de manera que final­mente se limitó a las áreas más pobladas. El golpe de la separación del estado, junto con la falta de disciplina efectiva y de caudillaje nacio­nal, le produjo muchos tipos de problemas. El escepticismo gene­ral y la infidelidad que llenaron las colonias americanas inmediata­mente después de la revolución, también baldaron grandemente esta iglesia.

Esta laxitud fue superada, sin embargo. Como regla, los miembros de esta iglesia eran de los grupos educados y económicamente su­periores. Los diversos movimientos de avivamiento que incluían emocionalismo y excitación física no les interesaban a ellos. Organizaron seminarios y sociedades misioneras en la segunda y tercera década del siglo XIX. Después de 1835 hubo un aumento de celo por los conver­tidos, y bajo la dirección dé hombres como Guillermo A. Mühlenberg se inició un buen crecimiento. La emigración de Inglaterra trajo a muchos. De hecho, la Iglesia Episcopal Americana ha sido influida gran­demente por las tendencias de la Iglesia de Inglaterra. Los partidos de Alta Iglesia, Baja Iglesia, Iglesia Liberal, de Inglaterra, fueron reproducidos en América. El Movimiento Tractariano de Inglaterra también se sintió en América cuando el obispo Ivés de la Iglesia Epis­copal de Carolina del Norte se sometió a la Iglesia Católica Romana. No hubo cisma realmente en esta iglesia durante la Guerra Civil. Los obispos del sur eran sencillamente considerados ausentes de la reu­nión en la Convención General de 1862, y después de la guerra se les concedió lugar otra vez.

El despierto racionalismo que surgió en la última mitad del siglo XIX afectó la Iglesia Protestante Episcopal. La primera iglesia unitaria americana surgió de sus filas. Hubo un rápido crecimiento en el partido de la Iglesia Liberal, que daba considerable énfasis a las implicaciones sociales del evangelio y a la interpretación teológica liberal.

Esta iglesia ha sido activa en el movimiento ecuménico. Ha hecho negociaciones para unión eclesiástica con la iglesia rusa y otras iglesias ortodoxas del oriente, y también con los antiguos católicos que dejaron Roma después de la promulgación del decreto de infalibilidad, y otros. En 1886 la Convención General sugirió un plan para reunión cristiana, que posteriormente se convirtió en el Cuadrilátero de Lambeth.

En la actualidad esta iglesia tiene 2, 757,944 constituyentes 7,271 congregaciones de América y lleva a cabo un fuerte programa de misiones, de educación teológica, y de servicio social.

Congregacionalismo. — El congregacionalismo surgió de la Guerra de Revolución con brillantes perspectivas. Sus dirigentes habían apoya do la Guerra de Independencia con entusiasmo, y su historia americana era larga y estable.

La manutención estatal de su clero en Massachusetts, Connectícut, y Nueva Hampshire, constituía una llaga para los de otras iglesias; sin embargo, particularmente por los esfuerzos de los bautistas (Isaac Backus y Juan Leland), por 1833 Massachusetts eliminó la úl­tima unión de iglesia y estado.

El antiguo escepticismo probablemente afectó al congregacionalismo más que a cualquiera otra denominación en América. El unita­rismo (que negaba la esencial deidad de Cristo) se llevó grandes cantidades de sus iglesias. En algunos casos iglesias enteras se volvie­ron unitarias, incluyendo la primera Iglesia Congregacional en América, la Iglesia de los Antiguos Peregrinos de Plymouth. Mediante un tecnicismo legal, una minoría de unitarios podía conseguir la propie­dad de la iglesia, en muchos casos contra una mayoría congregacional. La Universidad de Harvard se hizo universidad unitaria en 1805. En veinte años el grupo unitario se organizó y se hizo oír. Al presente la Iglesia Unitaria informa de 96,715 constituyentes en 378 iglesias.

El congregacionalismo fue grandemente bendecido por el segundo Gran Despertar a principios del siglo XIX. Se fundaron muchas iglesias nuevas; se iniciaron escuelas y seminarios, y se formaron sociedades para misiones domésticas y extranjeras, para publicación de tratados y para el adelanto de la educación.

El movimiento hacia el oeste desafió a los congregacionalistas. Algunos pensaron que toda Nueva Inglaterra se estaba yendo al oeste en la primera mitad del siglo XIX. Sin embargo, el congregacio­nalismo perdió a muchos de sus constituyentes que se mudaron al oeste. En 1801 se hizo un acuerdo de cortesía con los presbiterianos, que planeaba esfuerzos cooperativos para fundar nuevas iglesias. La mayoría debía decidir si la iglesia sería presbiteriana o congrega­cional, pero en práctica casi todas las iglesias de la Unión se volvie­ron presbiterianas. Muchos cientos de iglesias congregacionales se perdieron probablemente ante los presbiterianos antes que el plan se abandonara.

Como grupo el congregacionalismo se opuso fuertemente a la esclavitud, y contribuyó al movimiento abolicionista, particularmente en los primeros días del movimiento. La Guerra Civil no afectó la co­munión de las iglesias, porque este grupo no tenía iglesias en el sur. El renovado racionalismo de post-guerra afectó profundamente el caudillaje congregacional. Muchos se volvieron teológicamente libera­les y exaltaban el aspecto social del evangelio. El ecumenismo y la unión eclesiástica han sido muy atractivos. El congregacionalismo se unió con las Iglesias Evangélicas Protestantes de Norteamérica en 1925, y con la Iglesia Cristiana en 1931, y ahora lleva el nombre de Iglesias Cristianas Congregacionales. Su feligresía actual asciende a 1.342,045 miembros en 5,561 iglesias.

Calvinismo. — El sistema religioso de Calvino, alterado en algunas maneras por los diversos grupos nacionales de Europa que lo adopta­ron, está representado en América por los presbiterianos y las Iglesias Reformadas (y las Evangélicas). En un sentido, los congregacionalistas pertenecen a esta familia, pero su fondo independiente y su tipo de gobierno eclesiástico difiere de ellos bastante para discutirlos bajo encabezado separado.

Los presbiterianos se desempeñaron noblemente en el lado patriótico durante la Revolución Americana. El daño físico y el estallido general de la guerra fueron más que compensados por el elevado prestigio después de la fundación de la nueva nación. En 1790 había alrededor de dieciocho mil miembros, pero varios factores contribuyeron a un rápido aumento en feligresía. Ellos se beneficiaron considerable mente con los vastos avivamientos en Pennsylvania, Kentucky, Tennessee en los primeros años del siglo XIX. La inmigración contribuyo algo. El cumplimiento de la estructura organizacional indudablemente le dio impulso también al crecimiento. Al mismo fin del período anterior vino la organización de la Asamblea General, que fue el coronamiento de las organizaciones locales y territoriales. Desde entonces el crecimiento presbiteriano se aceleró. Otro factor contribuyó sin intención al crecimiento de los presbiterianos. El Plan de Unión de 1801 aparentemente justo para ambas partes, añadió muchas iglesias presbiterianas en el oeste, a expensas de los congregacionalistas.

Varios cismas han dividido a los presbiterianos americanos. 1810 un pequeño grupo de Kentucky se retiró por el asunto de los prerequisitos para la ordenación ministerial, y organizó la Iglesia Presbiteriana de Cumberland. El cisma duró cien años, aunque en la reunión de 1906 una minoría se negó a regresar. La doctrina y las formas de organización produjeron separación en 1838 entre los antiguos nuevos grupos escolares, mientras que la esclavitud también causó cisma que no ha sido remediado todavía.

El presbiterianismo americano se ha caracterizado por su amplia obra de benevolencia. En la primera mitad del siglo XIX se organiza­ron sociedades misioneras domésticas y foráneas. Se han fundado mu­chas escuelas y seminarios. Hasta el presente hay alrededor de diez cuerpos de presbiterianos americanos, el más grande de los cuales es la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos de América, con 2, 645,745 miembros en 8,282 iglesias, v la Iglesia Presbiteriana en los Estados Unidos (presbiterianos del sur) con 810,917 miembros en 3,852 iglesias.

Los primeros años del período moderno vieron el fin del cisma dentro de la Iglesia Reformada y la adopción en 1792 de una consti­tución. Dos años después se organizó el Sínodo General. Esta denomi­nación es similar a la de los presbiterianos en organización, porque tie­nen una fuente común en Zwinglio y Calvino. La sesión que ellos lla­man "consistorio" los presbiterianos la llaman junta directiva; al síno­do lo llaman "sínodo particular", y a la Asamblea General la llaman "sínodo general". En la actualidad tienen 804 iglesias con 205,323 miembros.

En 1934 la Iglesia Reformada de los Estados Unidos (Alemana Reformada) se unió con el Sínodo Evangélico de Norteamérica como Iglesia Evangélica y Reformada. Al presente el número de este cuer­po incluye 774,277 constituyentes en 2,732 iglesias.

Luteranismo. — Los luteranos fueron leales a las colonias y partici­paron activamente en la Revolución Americana. Aunque había apenas dieciocho ministros de esta denominación en América al fin de la Re­volución, las siguientes décadas trajeron un rápido crecimiento, princi­palmente por inmigración. Tanto el crecimiento mismo como el tipo de crecimiento produjeron problemas de lenguaje, de organización y de doctrina. La fuerza del luteranismo continental estaba en Alema­nia y en las áreas escandinavas. El sistema de organización semicongregacional hacía difícil conseguir uniformidad. La inmigración del Continente trasplantó a América muchos de los problemas divisivos que se encontraban en Europa. En el siglo XIX surgieron controver­sias sobre puntos de vista confesionales y liberales, y también sobre diferencias de lenguaje, de distinciones raciales, y de formas de or­ganización.

En general, el luteranismo americano ha hecho hincapié en la au­toridad de cada congregación, aunque se ha cedido alguna autonomía a las organizaciones generales en desarrollo. La iglesia local es gobernada por un pastor y por un concilio eclesiástico. Las formas de orga­nización más grandes son la conferencia y el sínodo. Antes de 1820 el luteranismo americano no tenía un cuerpo general. Ese año se organizó el Sínodo General, aunque no recibió apoyo general por muchos años. Por la inmigración y el desarrollo de la organización general, los luteranos americanos por 1833 podían contar más de trescientos minis­tros que servían a 680 congregaciones, con casi seiscientos mil comunicantes.

Las controversias del siglo XIX fueron seguidas en el presente si­glo por un espíritu de creciente unidad entre los luteranos. La Confe­rencia Sinodal fue organizada en 1872 por luteranos conservadores o "estrictos" siendo su cuerpo constituyente más grande el Sínodo de Missouri, que ahora cuenta con 2,006,110 miembros en 4,805 iglesias. La Iglesia Luterana Unida de América fue organizada en 1918 y aho­ra cuenta con 2, 175,726 miembros en 4,050 iglesias. La Iglesia Lute­rana Americana fue organizada en 1930 y ahora tiene 836,485 miembros en 1,919 iglesias. Una Conferencia Luterana Americana fue vagamente organizada en 1930 para compañerismo y para asuntos de in­terés común, pero se deshizo en 1954. Los luteranos americanos están envueltos en toda clase de empresas de benevolencia, que incluyen más de tres docenas de seminarios teológicos y todos los niveles de educación cristiana y un extenso programa misionero. Las últimas] estadísticas muestran que los luteranos americanos ahora suman más de siete millones de constituyentes en cerca de veinte cuerpos.

Catolicismo romano. — Al principio del período moderno la Iglesia Católica Romana tenía alrededor de veinte mil constituyentes. Muchos de sus miembros desempeñaron valientes papeles en la Revolución. El estado desorganizado de la nueva nación ofreció gran oportunidad de crecimiento. El Gran Despertar de 1800 tuvo poca influencia sobre este cuerpo, pero la inmigración de países católicos de Europa proporcionó increíble crecimiento. En 1820 los católicos romane de América se estimaban en casi 250,000; en 1830, más de 350,000; 1840, 1,000, 000; en 1860, 3, 000,000; en 1890, más de 10, 000,000; y la actualidad, 33, 396,647 en 21,086 iglesias. Prácticamente todo esta crecimiento ha venido de la inmigración y de los nacimientos.

La Iglesia Católica Romana fue rápida para completar su organización en América, principalmente por la sagacidad de Juan Carroll, de Maryland, que se convirtió en el primer obispo americano en 1790 y en el primer arzobispo en 1808. Por una breve temporada esta iglesia se vio plagada por un movimiento llamado "sindiquismo", que en efecto era la aplicación de autoridad congregacional. El lenguaje y los asuntos raciales también trasplantaron la tensión del Viejo Mundo. Durante el siglo XIX el catolicismo fue agobiado por acusación de antiamericanismo. En el presente siglo ha estado comparativamente libre de tales problemas.

Dos organizaciones distintivas se han desarrollado en suelo americano. Elizabeth Ann Seton (1774-1821) inició el sistema de escuelas parroquiales en Estados Unidos, que ha sido una institución sobresaliente para la Iglesia Romana. La segunda organización influyente fun­dada por católicos americanos fue la sociedad fraternal para hombres católicos conocida como los Caballeros de Colón, iniciada en 1882. Esta se ha convertido en un propagador agresivo y militante de la fe católica.

La organización de la Iglesia Católica Romana en América está directamente subordinada a Roma por un delegado apostólico en Washington, D. C., y también por los oficios de varios cardenales y la forma regular de organización de parroquias, diócesis, y más de una docena de arzobispados.

Bautistas. — Los bautistas americanos fueron enérgicos patriotas durante la Revolución Americana, y muchos de sus ministros sirvie­ron como capellanes en el ejército. Esta denominación se puso a la ca­beza en los movimientos de Virginia y Nueva Inglaterra que rompie­ron los hierros de la unión entre la iglesia y el estado, y desarrollaron un servicio similar para conseguir las garantías constitucionales de libertad religiosa en la nueva nación.

La organización y la doctrina bautistas fueron peculiarmente adecuadas para la extensa "frontera" americana (en la historia americana la frontera se refiere no á los límites del país, sino a las re­giones agrestes que estaban en proceso de ser conquistadas a la naturaleza), y una gran parte de la historia bautista tiene que ver con los intrépidos hombres que fueron colonos ("pioneros") con sus compa­triotas durante ese tiempo, y que les predicaban en la noche y los fines de semana. El gran avivamiento a lo largo de la "frontera" en los primeros años del siglo XIX agregó a muchos a las filas bautistas. Sim­plemente la mención del gran crecimiento numérico de los bautistas americanos en el período moderno da evidencia de su gran vitalidad y actividad. En 1789 ascendían a menos de 100,000; en la actualidad suman más de 18, 000,000.

Puede haber varias razones principales de este gran aumento. (1) Los bautistas predicaban un evangelio sencillo, reducían las fórmulas teológicas y hacían énfasis en la experiencia de una vida cambiada. (2) Por lo general, los predicadores surgían de entre el pueblo común. Los problemas de ordenación, organización y autoridad eclesiástica eran eclipsados por la necesidad de pregonar la historia por mandato, de Dios. Había fuego en los huesos de los sencillos granjeros y "pioneros" que los transformaba en predicadores. El fuego cundió. (3) aspecto económico del ministerio no ofrecía dificultad. La mayoría los antiguos predicadores trabajaban durante la semana al lado de su congregaciones y predicaban sin remuneración el fin de semana. Fuera haciendo tiendas o labrando la tierra, el evangelio era predicado (4) Cada iglesia bautista era completamente independiente. Esta clase de principio era atractivo a la democracia "fronteriza". Daba oportunidad para la libre expresión de la disensión tanto como del asentamiento, y hacía pedazos la posibilidad de la inmunidad ministerio respecto a una vida y moralidad consistente. (5) Desde el principio los bautistas americanos han sido muy inclinados a las misiones. Tanto obra misionera foránea (en Canadá) como doméstica, se había hecho antes de la organización en 1814 de la primera sociedad misionera nacional para el extranjero, y de la primera sociedad misione nacional doméstica en 1832. En 1824 se organizó una sociedad de publicaciones o de tratados, como auxiliar misionero.

Al recordar el principio bautista de que cada persona es sacerdote de Dios mediante la fe y la regeneración, y que tiene el derecho interpretar las Escrituras por sí mismo, no debe sorprender el noto que la familia bautista americana haya tenido algunas divisiones, habido divisiones por organización, por empresas misioneras, por esclavitud y el abolicionismo, y por el modernismo. El último asunto en particular, ha causado mucha controversia en el último medio siglo.

A pesar de estos problemas, los bautistas americanos se han prometido en un activo programa de misiones, de educación, y obras de beneficencia. Su aumento en número y organización ha estado acompañado por una creciente sensibilidad a todas las necesidades de sus miembros y del mundo. Los cuerpos más grandes en la vida bau­tista americana son las dos organizaciones de los Bautistas Negros, la Convención Bautista Americana (bautistas del norte) y la Conven­ción Bautista del Sur. La Alianza Mundial Bautista fue organizada en 1905. Las cifras suministradas por la Alianza Mundial Bautista en enero de 1973, dan 29, 013,168 bautistas en Norte América. Muchos bautistas del norte han estado activos en el movimiento ecumenista.

Metodísmo. — La estrecha relación del metodismo con la vida inglesa, particularmente durante la vida de Juan Wesley (que murió en 1791), y el hecho de que muchos ministros metodistas de las colonias fueran leales a Inglaterra durante la Revolución Americana, hizo que la tarea de los metodistas americanos fuera muy difícil en los prime­ros años de este período. Varios factores alteraron pronto este cuadro, sin embargo. La organización de la Iglesia Metodista Episcopal en América en 1784 produjo una nueva unidad. El gran caudillo de esos primeros años fue Francisco Asbury (17451816), que introdujo el oficio de obispo al metodismo. Por su ejemplo como incansable minis­tro itinerante y sus firmes demandas de que sus predicadores siguie­ran esta norma, Asbury tuvo una gran intervención en el crecimiento fenomenal del metodismo americano. El sencillo tipo de organización y el canto, y la experiencia de salvación que se predicaba, estaban he­chos para la extensa "frontera" americana. El vasto avivamiento en el oeste en los primeros años del siglo XIX trajo al metodismo una gran cosecha.

Ha habido varios cismas. Porque era una iglesia del pueblo, el metodismo fue de las primeras en sentir el impacto de la controversia esclavitud — abolicionismo en la cuarta década del siglo XIX, y el cisma sobrevino en 184,445. Otras importantes esciciones en la unidad organizacional vinieron por el desacuerdo en el gobierno de la iglesia y la doctrina de la santidad. El nuevo racionalismo prevalente m la segunda mitad del siglo XIX afectó al metodismo y produjo considerable controversia sobre el asunto del modernismo.

El cisma por la esclavitud terminó en 1939 con la reunión de las divisiones del norte y del sur. El metodismo americano ahora con 1, 292,046 constituyentes en 39,854 iglesias, la mayoría de las cuales son miembros del nuevo cuerpo unido. Esta denominación siempre ha sido activa en las misiones, en educación y en otras beneficencias, y ha tenido parte sobresaliente en el movimiento ecumenista.

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