Debe recordarse que la invación mahometana del siglo XVII abrumó a Alejandría, Jerusalén y Antioquía, acabando con ellos como rivales episcopales del obispo de Roma. Constantinopla, por otra parte, soportó los asaltos de los mahometanos y en algunas maneras fue fortalecido como rival de Roma. Este cisma entre Roma en el occidente y Constantinopla en; el oriente, surgió por diferencias ceremoniales, sociales, raciales, políticas y eclesiásticas, estimuladas por la candente ambición del astuto patriarca de Constantinopla.
El emperador de Constantinopla enfrentaba mientras tanto una nueva crisis. Una guerra civil de terribles proporciones había estado agotando la fuerza del mundo oriental por veinticinco años. Los turcos Seljuk, un nuevo segmento revolucionario de los mahometanos, estaban amenazando invadir Europa desde Asia. Su bárbaro tratamiento a los peregrinos occidentales que deseaban visitar las reliquias de Jerusalén, junto con los desarrollos políticos y eclesiásticos del occidente, preparó el camino para las Cruzadas, que, junto con la dominación de Rusia y el oriente de Europa por Genghis Khan (1162-1227) y sus sucesores, impidió por tres siglos mayor avance al occidente de los turcos. Se hicieron esfuerzos por volver a unir a Roma y Constantinopla en asuntos religiosos en la esperanza de que el Occidente echaría a los turcos del sitio de Constantinopla. Dos veces se proclamó la unión del catolicismo griego y el romano, una vez en 1274 y otra en 1439, pero en cada caso el Oriente repudió enseguida a sus representantes, prefiriendo, aparentemente, a los crueles turcos en vez de la comunión romana.
En 1453 Constantinopla cayó ante los musulmanes. El patriarca (arzobispo) de Constantinopla se convirtió en rehén del sultán turco y ha continuado siéndolo hasta el presente. El cristianismo oriental, vagamente confederado en
Mientras tanto, los musulmanes avanzaron por los Balcanes en el siglo XV, pero fueron derrotados inmediatamente antes de llegar a
Los musulmanes han sido difíciles de alcanzar con el evangelio cristiano. Ya para el siglo XIV Raimundo Lulio se convirtió en misionero mártir entre ellos. Algunos individuos trabajaron entre ellos en los siglos XVI y XVII, pero la obra organizada no comenzó hasta a principios del siglo XIX.
El gran núcleo de cultura mahometana en el Cercano Oriente hace la tarea misionera más formidable en la actualidad. Irak e Irán (Persia), y también Arabia (la cuna del mahometismo), difícilmente han sido tocados por las misiones cristianas por causa de la fuerte resistencia musulmana. Se han hecho enérgicos esfuerzos en Turquía, especialmente por misioneros americanos, pese a las muchas restricciones gubernamentales.
La mayoría de la gente en el norte de África, que una vez tuvo un cristianismo próspero, ahora es fanática musulmana. Lo mismo es cierto hacia el sur de África. Desde Alejandría hasta Ciudad del Cabo, la amenazadora sombra del Islam pende sobre el país. Las abrumadoras infiltraciones islamitas por el norte y el oriente todavía continúan. El mahometismo tiene ahora diez veces más adherentes en África que todas las misiones protestantes combinadas. El campo ha sido trabajado activamente tanto por misioneros católicos romanos como por protestantes, habiendo empezado los primeros en el siglo XV, principalmente desde Portugal, y los últimos desde América e Inglaterra en el siglo XIX, inspirados por el movimiento de emancipación de los negros. África está destinada a ser un campo de batalla entre el mahometismo, el cristianismo y el secularismo, en este su día de despertar y nueva conciencia. La situación se ha agravado con los eventos políticos que produjeron la existencia de la nación de Israel. Esto ha unido más al mundo musulmán, y el resentimiento hacia los extranjeros, incluso los misioneros, ha estado creciendo.
Rusia
El extenso territorio del gigante ruso se derrama sobre partes de Europa y de Asia. Los principios del cristianismo en Rusia se ocultan entre historias apócrifas y tradiciones. Tal vez los misioneros Cirilo y Metodio plantaron la semilla en el siglo IX. El extremo analfabetismo de las masas del pueblo después de eso afianzaron un tipo de cristianismo sacramental y litúrgico lleno de mucha superstición. Las continuas guerras internas de los siglos XI y XII, seguidas casi inmediatamente por la destructiva invasión de Gengis Khan y sus hordas mongólicas, estorbaron al cristianismo ruso hasta mediados del siglo XV. Después de la caída de Constantinopla en 1453, Rusia se convirtió en una fortificación de la tradición ortodoxa, estableciendo un patriarcado ruso en 1589. La iglesia rusa estaba completamente sometida al estado. Pedro el Grande (1689-1725) abolió el patriarcado y estableció el Santo Sínodo bajo su control. Catalina II (1762-96) completó la humillación de la iglesia al confiscar sus extensas tierras y sus siervos.
Debe decirse que la iglesia era sin ningún género de dudas tan corrupta en todos sentidos como es posible serlo. Los siervos confiscados con la tierra, estimados en un millón, probablemente recibieron mejor trato en manos seculares que el que habían conocido de tiranos eclesiásticos. La derrota de Rusia por el Japón en 1905, y la catástrofe de su fracaso en
En enero de 1918 no sólo estaban separados la iglesia y el estado, para detracción de la primera, sino que también después de 1922 se hicieron esfuerzos por destruir el cristianismo, que había estado identificado por mil años con la crueldad imperial y la dominación. La política contemporánea del Partido Comunista de Rusia es suprimir toda
influencia cristiana para los jóvenes, pero dejar que los más viejos la lleven con ellos hasta su tumba.
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