El Principio de la Humillación Papal
El papa Inocente III murió en 1216, un año después del espectacular Cuarto Concilio Lateranense que marcó la cumbre de las pretensiones papales. Por cerca de setenta y cinco años no se había hecho ningún desafío directo a la dominación papal, ni en la esfera eclesiástica ni en la secular. Sin embargo, con la elección del papa Bonifacio VIII (1294-1303), empezó a aparecer el nuevo orden de cosas. No era que Bonifacio tuviera menos voz para sus pretensiones papales, ni fuera menos agresivo en sus demandas sobre los príncipes seculares y eclesiásticos; si acaso, era más gritón y más arrogante que los papas anteriores. Sin embargo, sus pretensiones y demandas no eran atendidas en la misma manera que las de sus predecesores. En su entrometimiento en los asuntos políticos de los estados italianos, había resultado menos que victorioso. El intentó obligar a finalizar la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra pero fue ignorado por ambas naciones. Encolerizado, amenazó tanto a Inglaterra como a Francia con la veda y la excomunión si ellos continuaban imponiendo impuestos de guerra sobre la Iglesia Romana en sus dominios. El rey Eduardo de Inglaterra sencillamente hizo caso omiso del papa: su parlamento voto por los impuestos. El rey Felipe de Francia, por su parte, no fue tan amable. Inmediatamente él prohibió la exportación de cualquier renta al papado. Herido en un punto sensible y con la moral debilitada, Bonifacio canonizó al abuelo de Felipe en un esfuerzo por aplacar al rey francés. Sin embargo, la guerra había empezado. En 1302 después de una escaramuza preliminar, Bonifacio emitió subülá titulada Unam Sanctam —llamada así como de costumbre, por las dos primeras palabras de la bula— excomulgando Felipe y colocando a Francia bajo veda. Esta famosa bula decían claramente que todo hombre debe obedecer al papa o perder su salvación. Felipe no se turbó, sin embargo; las armas que habían llevad al poder a Gregorio VII y a Inocente Ill habían perdido su aguijó: La muerte de Bonifacio ocurrió el siguiente año.
El papa Inocente III murió en 1216, un año después del espectacular Cuarto Concilio Lateranense que marcó la cumbre de las pretensiones papales. Por cerca de setenta y cinco años no se había hecho ningún desafío directo a la dominación papal, ni en la esfera eclesiástica ni en la secular. Sin embargo, con la elección del papa Bonifacio VIII (1294-1303), empezó a aparecer el nuevo orden de cosas. No era que Bonifacio tuviera menos voz para sus pretensiones papales, ni fuera menos agresivo en sus demandas sobre los príncipes seculares y eclesiásticos; si acaso, era más gritón y más arrogante que los papas anteriores. Sin embargo, sus pretensiones y demandas no eran atendidas en la misma manera que las de sus predecesores. En su entrometimiento en los asuntos políticos de los estados italianos, había resultado menos que victorioso. El intentó obligar a finalizar la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra pero fue ignorado por ambas naciones. Encolerizado, amenazó tanto a Inglaterra como a Francia con la veda y la excomunión si ellos continuaban imponiendo impuestos de guerra sobre la Iglesia Romana en sus dominios. El rey Eduardo de Inglaterra sencillamente hizo caso omiso del papa: su parlamento voto por los impuestos. El rey Felipe de Francia, por su parte, no fue tan amable. Inmediatamente él prohibió la exportación de cualquier renta al papado. Herido en un punto sensible y con la moral debilitada, Bonifacio canonizó al abuelo de Felipe en un esfuerzo por aplacar al rey francés. Sin embargo, la guerra había empezado. En 1302 después de una escaramuza preliminar, Bonifacio emitió subülá titulada Unam Sanctam —llamada así como de costumbre, por las dos primeras palabras de la bula— excomulgando Felipe y colocando a Francia bajo veda. Esta famosa bula decían claramente que todo hombre debe obedecer al papa o perder su salvación. Felipe no se turbó, sin embargo; las armas que habían llevad al poder a Gregorio VII y a Inocente Ill habían perdido su aguijó: La muerte de Bonifacio ocurrió el siguiente año.
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