El segundo período de historia eclesiástica (100-325 d. de J.C.) se cierra con la reunión del primer concilio universal. La ocasión para este concilio fue una contienda doctrinal sobre la persona de Cristo.— el principio de la Iglesia Católica Romana. El fin de este período tan crucial ofrece una oportunidad de examinar el cristianismo del año 325 y compararlo con la clase de cristianismo del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento enseñaba que la salvación venía por medio de la sola fe en Jesucristo. Nada se requiere para la salvación, declaraba Pablo, sino la obra regeneradora del Espíritu Santo que viene cuando uno confiesa a Jesús como Señor y confiesa la resurrección de Jesús de los muertos. La fe salvadora es una experiencia inmediata con Cristo, y todos los hombres son capaces de venir directamente a Cristo. Ninguna institución externa, obra humana, sacerdote humano, o rito religioso se necesita para capacitar a un hombre para venir a Cristo y recibir el don gratuito de la salvación.
El cristianismo del Nuevo Testamento también enseñaba que una iglesia neotestameutaria es un cuerpo de personas que han nacido de nuevo, han sido bautizadas y poseen el Espíritu de Cristo. Los oficiales del cuerpo local eran dos— pastores y diáconos. El pastor tiene varios nombres en el Nuevo Testamento; es llamado obispo, pastor, presbítero o anciano y ministro. Las ordenanzas eran dos— el bautismo y la cena del Señor. Todas las iglesias estaban al mismo nivel, y cada una poseía autoridad para gobernar sus propios asuntos sin intervención externa. Al final de este período (325) es difícil contemplar el estado general del cristianismo y reconocer un cuadro como el mostrado por el Nuevo Testamento. La gente ya no era la iglesia; ahora el pastor u obispo, habiendo recibido un nuevo oficio, es considerado el constituyente de la iglesia. La palabra "iglesia" había venido a significar no un cuerpo local o institución local, sino la totalidad de los obispos. Se consideraba que la salvación venía por medio del obispo como custodio de los sacramentos salvadores de la iglesia. Se creía que sólo él era idóneo para administrar o autorizar el bautismo salvador y para servir "la medicina de la inmortalidad", la cena del Señor.
Las iglesias y los pastores dejaron de ser iguales bajo Dios y ante los hombres. Se marcaron divisiones territoriales para mostrar los límites de autoridad de varios obispos fuertes. Para 325 entonces, la misma naturaleza del cristianismo había sido corrompida. Los cambios se habían efectuado en varias áreas solapadas.
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