El tercer movimiento que hizo una clara contribución a la rápida recuperación de la iglesia romana ha sido llamado "escolasticismo". El término se refiere a la enseñanza de los escolásticos. Se recordará que Carlomagno había fomentado la educación del clero y de la clase alta. Tal vez por esta inspiración surgieron las universidades del siglo XII, principalmente para enseñar derecho civil y eclesiástico. Estas instituciones de enseñanza llegaron a ser pequeñas ciudades autócratas dentro de ciudades. Durante los siglos XIII y XIV cada ciudad europea ardientemente anhelaba tener su propia universidad. Dos tipos de universidades se desarrollaron: provenientes de considerable libertad política, en Italia los estudiantes organizaron sus propias escuelas y las administraron; en Francia, siguiendo el sistema monástico, la facultad constituía tanto el magisterio como la administración de la escuela. El plan de estudios incluía teología, medicina, canon y derecho civil, y artes liberales (gramática, lógica, retórica, música, aritmética, geometría y astronomía).
Los eruditos religiosos de esas escuelas desarrollaron el sistema conocido como “escolasticismo” Se basaba en el método de pensamiento (razonamiento deductivo) y en una conclusión preconcebida (la prueba intelectual de la doctrina papal). El razonamiento deductivo empieza con una verdad general que es positiva y desarrolla refinamientos subordinados mediante la aplicación de principios validos. El factor importante, entonces, es el punto de partida. El escolasticismo, exaltando las formas de pensamiento y la filosofía de Arístides y Platón, empezaba con la Biblia, los decretos de los papas, los cánones de concilios y la tradición como autoridad, y de aquí razonaba las doctrinas de la Iglesia Romana. Aunque las diversas escuelas de pensamiento diferían en ese punto de vista relativo al lugar de la razón y la revelación, el resultado total era cimentar con filosofía el sistema católico romano. La Biblia y la tradición están tan entreveradas en el desarrollo doctrinal de la Iglesia Romana, que cualquier intento de eliminar la tradición requeriría una completa definición nueva de cada doctrina.
Algunos de los principales escolásticos fueron Juan Escoto Erígena (c. 800), Anselmo1033-1109), Roscelino (c. 109), Abelardo (1079-1142), Alejandro de Hales (c.1245), Alberto Magno (1206-80), Tomas de Aquino (1225-74), Juan Duns Escoto (1265-1308), y Guillermo de Occam (c. 1349).
Los eruditos religiosos de esas escuelas desarrollaron el sistema conocido como “escolasticismo” Se basaba en el método de pensamiento (razonamiento deductivo) y en una conclusión preconcebida (la prueba intelectual de la doctrina papal). El razonamiento deductivo empieza con una verdad general que es positiva y desarrolla refinamientos subordinados mediante la aplicación de principios validos. El factor importante, entonces, es el punto de partida. El escolasticismo, exaltando las formas de pensamiento y la filosofía de Arístides y Platón, empezaba con la Biblia, los decretos de los papas, los cánones de concilios y la tradición como autoridad, y de aquí razonaba las doctrinas de la Iglesia Romana. Aunque las diversas escuelas de pensamiento diferían en ese punto de vista relativo al lugar de la razón y la revelación, el resultado total era cimentar con filosofía el sistema católico romano. La Biblia y la tradición están tan entreveradas en el desarrollo doctrinal de la Iglesia Romana, que cualquier intento de eliminar la tradición requeriría una completa definición nueva de cada doctrina.
Algunos de los principales escolásticos fueron Juan Escoto Erígena (c. 800), Anselmo1033-1109), Roscelino (c. 109), Abelardo (1079-1142), Alejandro de Hales (c.1245), Alberto Magno (1206-80), Tomas de Aquino (1225-74), Juan Duns Escoto (1265-1308), y Guillermo de Occam (c. 1349).
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