El último de los grandes movimientos de reforma ocurrió en Inglaterra. Esta grande isla fuera de la costa de la Europa continental propiamente dicho, recibió el cristianismo en un período muy temprano, tal vez de labios de los soldados que habían sido encadenados al apóstol Pablo en Roma, y que, después de su conversión al cristianismo, habían sido estacionados en la isla. Los romanos habían invadido por primera vez las Islas Británicas el año 55 a. de J.C., bajo Julio César. Después del retiro de las tropas romanas en él siglo V por las invasiones tribales que amenazaban Roma, las islas fueron invadidas por los anglos, los sajones y los yutes. Siete estados principales se desarrollaron (la heptarquía), hasta que se unieron bajo Egberto en 827 en un solo reino, tierra de anglos o Inglaterra.
Mientras tanto, la Iglesia Católica Romana había enviado a Agustín el monje como misionero en 596 a. de J.C., y por 664 el cristianismo de tipo romano se había hecho dominante. Después de un período de lucha en la que rigieron revés ingleses y daneses intermitentemente, la isla fue invadida en 1066 por Guillermo I de Normandía, quien obtuvo el reinado al derrotar al rey Haroldo en la batalla de Hastings. Guillermo estableció la norma de actitud que Inglaterra tendría en lo general hacia la supremacía papal. En una carta el papa Gregorio II se negó a rendir lealtad al papa, aunque consintió en enviar donativos financieros. Cuidadosamente, él limitó la influencia de Roma sobre la iglesia inglesa, casi al punto de negar la autoridad eclesiástica del e. papa. Entre Guillermo (m. 1087) y Enrique VII (m. 1509), los reyes ingleses obedecieron y desafiaron a los papas alternadamente. Durante la Guerra de los Cien Años, cuando los papas estaban viviendo en Francia y bajo la influencia del enemigo de Inglaterra, el rey Eduardo III y el parlamento aprobaron los estatutos de "provisores" y "paremuniré" en 1351 y 1353, respectivamente, limitando la influencia papal en Inglaterra. En el mismo siglo Juan Wycliffe y sus lolardos se opusieron activamente al papado romano. En 1450 estalló la Guerra de las Rosas, una guerra civil entre los nobles para determinar quién sería, sucesor del trono. El vencedor en 1485 fue Enrique Tudor, quien obtuvo considerable poder real por causa de los fuertes nobles que habían sido matados en la guerra civil y por haberse casado con la heredera de la Casa de York, 11 principal rival. El se convirtió en Enrique VII y en cabeza de la línea inglesa que dio dirección a la reforma en esa tierra.
Raíces de la Reforma
La reforma en Inglaterra no fue causada por el divorcio de Enrique VIII como algunos sugieren. Eso proporcionó la ocasión,como ya se mencionó en el párrafo anterior, por siglos Inglaterra había tirado de las cuerdas que la ataban a la silla papal. El principio de la reforma en Inglaterra no puede describirse como proveniente de la convicción doctrinal. El fermente de las enseñanzas de Wycliffe los lolárdos y los ataques indirectos de los humanistas a Roma, ayudaron la preparación de la gente para un catolicismo no romano El fuerte espíritu nacionalista que envolvía a Inglaterra desarrolló una parte importante para impedir la fuerte oposición a los cambios eclesiásticos que Enrique VIII introdujo.
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