María subió al trono determinada a tomar venganza sobre los que habían declarado nulo el matri¬monio de su madre con Enrique, —hacer volver a Inglaterra al seno de la Iglesia Católica Romana—, y a descargar el juicio de Dios sobre los herejes que amaban a Inglaterra más que a Roma. En 1553 el cardenal Pole fue enviado por el papa como delegado ante Inglaterra, y bajo su dirección todo vestigio de reforma eclesiástica puesta en movi¬miento por Enrique VIII y Eduardo VI fue borrado de los libros de derecho El 30 de noviembre de 1554 Inglaterra fue restaurada a la Iglesia Católica Romana. El sufrimiento y la muerte ya habían empezado.
Pocos meses después los obispos Ridley y Latimer fueron quemados por herejes, y muy pobo después el Arzobispo Tomás Cranmer sufrió la misma suerte. Los historiadores opinan que la quema de esos tres di¬rigentes, junto con aproximadamente otros trescientos durante los cinco años de reinado de María, hicieron de Inglaterra una nación protestante. En julio de 1554, María se casó con Felipe II de España, que pronto sería rey de España, pero ella murió sin heredero.
Reforma Bajo Isabel (1558-1603. — Isabel, hija de Enrique con Ana Bolena, fue la última de la línea Tudor. Es de sorprender que hubiera vivido hasta conseguir el trono. La razón para compadecerse de ella fue puramente política. Felipe de España reconocía que si algo le pasaba a Isabel, entonces María, reina de los escoceses, y esposa de Francisco II de Francia, sería la sucesora de la corona inglesa. Esto hubiera significado que Inglaterra, Escocia y Francia se hubieran unido bajo una corona, una preponderancia de poder continental' queFelipe temía mucho. Su padre, el emperador, pensaba que Isabel sería asesinada a pesar de posible sucesión, y demasiado tarde para llevar¬ lo a cabo, Felipe llegó a la misma conclusión. Era una conclusión inevitable que Isabel seria antiromana, puesto que el papa había declarado que su madre no era legítimamente la esposa de Enrique VIII. Ella había sido educada bajo el obispo Hooper, que era fuertemente calvinista en sus ideas doctrinales.
Isabel se movió lentamente al principio, pero en 1559, con considerable oposición, el Parlamento aprobó la legislación que reconocía a Isabel como suprema gobernadora de la iglesia, y aun con mayor po¬der eclesiástico que el que su padre había conocido. Ella obró cuida¬dosamente para acabar de demoler toda la estructura que en favor de Roma, María había erigido. En 1559, mediante un Acta de Unifor¬midad, Isabel ordenó nuevamente el uso del segundo libro de oracio¬nes de Eduardo VI, con unas pocas enmiendas.
Menos de doscientos de los novecientos clérigos católicos roma¬nos se negaron a dar su voto de fidelidad a Isabel, pero todos los obis¬pos de María estaban, incluidos en la minoría. El cardenal Pole había muerto muy poco después de María, así que para tener una sucesión que no fuese romana, Isabel consiguió cuatro obispos que habían sido consagrados bajo Enrique VIII y Eduardo VI, para que impusieran las manos sobre Mateo Parker y lo consagraran como Arzobispo de Canterbury. La iglesia de Inglaterra argumenta que la continuación de la "sucesión fue válida bajo la ley eclesiástica, mientras que el papa ha decidido oficialmente que esta sucesión es nula. En 1563 los Cuarenta y Dos Artículos de Eduardo fueron revisados y publicados como los Treinta y Nueve Artículos (aunque los veintinueve artículos fue-ron suprimidos hasta 1571 por razones políticas), y estos artículos se han convertido en la declaración doctrinal oficial. Muestran tendencia al calvinismo.
En 1570 Isabel fue excomulgada y depuesta por la Iglesia Romana, que declaró su reino una meta adecuada para cruzadas de los fie¬les. En 1587, María, reina de los escoceses, fue ejecutada por una pre¬tendida complicidad en una conspiración para derrocar a Isabel.
Como resultado de estos sucesos, Felipe II, ahora soberano de España,
reunió una flota de barcos, y el 12 de julio de 1588 la Armada Espa¬ñola se hizo a la mar para capturar Inglaterra. Fue derrotada por la superioridad de los marinos y el equipo de la marina inglesa, aunque las tormentas ayudaron después a destruir muchos de los barcos invasores.
A la muerte de Isabel en 1603, Inglaterra tenía un fuerte gobier¬no protestante. Esto no significaba, sin embargo, que se permitía la disensión, porque la disensión religiosa no era diferente de la rebelión, civil en un ambiente en que la iglesia y el estado estaban unidos en un solo soberano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario es importante. Gracias