Decisión Final Católica Romana sobre la Reforma
La Iglesia Romana vaciló brevemente. ¿Debería intentar conciliar a los luteranos o condenarlos inequívocamente? Algunos, como Contarini, al recordar el esfuerzo hecho por Felipe Melanchton en Augsburgo por reducir al mínimo las diferencias entre los puntos de vista luteranos y católicos romanos, y el plan abortivo de Felipe de Hesse por unir todos los movimientos de reforma contra, la Iglesia Romana, deseaban ver si era posible lograr una comprensión que fuera satisfactoria para los dirigentes luteranos y que sin embargo no comprometiera el tradicional dogma católico. Otros, como Caraffa (que había sido. educado en la reforma española), deseaban simplemente condenar a los cismáticos y organizarse para enfrentar el desafío de los evangélicos. Además, argüía este partido, ¿qué podía hacerse con los zwinglianos, los calvinistas, los anglicanos y otros? La conciliación produciría, una gran separación de la posición histórica de la Iglesia Romana. Sin embargo, por presión del emperador Carlos V se tuvo una serie de conferencias: una en Hagenau en 1540, una en Worms el mismo año, y una en Regensburg en 1541. A pesar de algunos fuertes esfuerzos por obligar a un compromiso, estas conferencias no pudieron alcanzar un terreno neutral de acuerdo.
Después de la conferencia de Regensburg (Ratispon) en 1541, la Iglesia Romana puso cara de piedra a los protestantes, y nunca ha cambiado su postura de abierta y completa hostilidad contra ellos. Tomada esta decisión, el gobierno de la Iglesia Romana empezó ahora a dirigir todos sus esfuerzos a detener las incursiones del protestantismo y a poner en orden su propia casa para que pudiera hacer mejor la guerra. Una vez mas, las disputas entre el papa y el emperador s Carlos V salvaron a los luteranos. La guerra esmalcáldica, iniciada en 1546, resultó en las primeras derrotas para los luteranos. Después el Papa tuvo una vigorosa controversia con Carlos sobre el lugar de reunión de un concilio general que se había propuesto. Tal vez la dispuesta [era necesaria, porque el papa pudiera no haber sido capaz de gobernar un concilio bajo la sombra de Carlos. Tal vez el papado salió bien como lo hubiera hecho de otra manera en el "riesgo calcula-r tomado por Pablo III. Sea como fuere, los luteranos pelearon otra y triunfaron.
Dos movimientos ayudaron grandemente en la lucha de la Iglesia Romana con los reformadores: la aparición de la Sociedad de Jesús conocida familiarmente como los jesuítas) y el Concilio de Trento.
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