Disensión del Catolicismo
Los disidentes del movimiento general hacia el cristianismo católico y católico romano. El montañismo, el novacianismo y el donatismo se mantuvieron a través de varios siglos de lucha. Los partidos nestoriano, monofisita, y monoteísta, denunciando tanto al catolicismo romano como al griego, han continuado hasta el presente tiempo con considerable fuerza.
Joviniano y Bigilancio. — Dos movimientos distintivamente antipapales aparecieron dentro de la iglesia romana en los siglos IV y V. Uno era encabezado por Joviniano de Roma (cerca del año 378), que amargamente denunció el movimiento hacia el ascetismo y la justicia por las obras. Su principal doctrina declaraba que un hombre salvo no necesita méritos de ayuno, separación del mundo y celibato. Un movimiento similar fue iniciado por Vigilancio (cerca de 395), que protestó fuertemente contra la veneración de reliquias, el ascetismo y el culto a las imágenes. El primero de estos movimientos fue condenado por el obispo Siricio de Roma (384-98) en un sínodo local, mientras que el segundo fue tragado por las inversiones bárbaras del siglo V.
Paulicianos. — Una de las minorías disidentes importantes del pe¬ríodo medieval era el de los llamados paulicianos. Los orígenes de este grupo son obscuros. Su posición doctrinal general sugería que habían surgido del cristianismo armenio primitivo. Su nombre venía o de su veneración por el apóstol Pablo, o por Pablo de Samosata, obispo de Antioquia hasta cerca del año 272. Generalmente se admite que en el siglo VII Constantino introdujo una reforma a un movimiento más antiguo, y no era el fundador. Los paulicianos se oponían amarga¬mente a las iglesias romana, griega y Armenia como "satánicas". Ellos consideraban a Cristo el hijo adoptivo de Dios. Su énfasis sobre el po¬der de Satanás les ha traído acusaciones de dualismo. Es incierto si ellos observaban las ordenanzas o las consideraban como elementos completamente espirituales. El apóstol Pablo era grandemente vene¬rado, y sus enseñanzas éticas y morales recibían mucho énfasis y eran practicadas. Su historia ha sido trágica. Excepto bajo los emperadores León el Isauro (717-41) y Constantino Coprónimo (741-75), eran ri¬gurosamente perseguidos. En su celo contra las imágenes tomaban el lado de los sarracenos y les ayudaban en la destrucción y el pillaje. En los siglos VIII y IX muchos paulicianos emigraron a Tracia y Bulgaria, v de allí a las regiones bajas del Danubio. Se piensa que los bogomilas de los Balcanes y los cataros del sur de Francia juntaron sus enseñanzas y continuaron su movimiento. Algunos piensan que los anabautistas fueron un producto de estas influencias.
OPOSICIÓN SECULAR A LA AUTORIDAD ROMANA
Cuando Constantino asumió una actitud amistosa hacia el cristianismo y se convirtió «n el único emperador en 323, se esperaba que la tensión entre el gobierno secular y el cristianismo fuera una cosa del pasado. Es cierto que Constantino pasó edictos imperiales para hacer posible que el cristianismo se desarrollara en una atmósfera fa¬vorable. Una de las razones para cambiar la capital del imperio a Constantinopla era que Roma estaba congestionada con templos y monumentos paganos. En el concilio de Nicea (325) Constantino mos¬tró una actitud paternal, y hasta su muerte en 337, cualesquiera que huiberan sido sus motivos, mantuvo una actitud singularmente cons¬tante hacia el movimiento cristiano. Después de la muerte de Cons¬tantino un segmento del cristianismo católico fue consciente del as¬pecto antagonista o represivo del poder secular por el resto del período. Antes de discutir ejemplos específicos de esto, es bueno dar un resumen del por qué apareció la oposición secular.
Los disidentes del movimiento general hacia el cristianismo católico y católico romano. El montañismo, el novacianismo y el donatismo se mantuvieron a través de varios siglos de lucha. Los partidos nestoriano, monofisita, y monoteísta, denunciando tanto al catolicismo romano como al griego, han continuado hasta el presente tiempo con considerable fuerza.
Joviniano y Bigilancio. — Dos movimientos distintivamente antipapales aparecieron dentro de la iglesia romana en los siglos IV y V. Uno era encabezado por Joviniano de Roma (cerca del año 378), que amargamente denunció el movimiento hacia el ascetismo y la justicia por las obras. Su principal doctrina declaraba que un hombre salvo no necesita méritos de ayuno, separación del mundo y celibato. Un movimiento similar fue iniciado por Vigilancio (cerca de 395), que protestó fuertemente contra la veneración de reliquias, el ascetismo y el culto a las imágenes. El primero de estos movimientos fue condenado por el obispo Siricio de Roma (384-98) en un sínodo local, mientras que el segundo fue tragado por las inversiones bárbaras del siglo V.
Paulicianos. — Una de las minorías disidentes importantes del pe¬ríodo medieval era el de los llamados paulicianos. Los orígenes de este grupo son obscuros. Su posición doctrinal general sugería que habían surgido del cristianismo armenio primitivo. Su nombre venía o de su veneración por el apóstol Pablo, o por Pablo de Samosata, obispo de Antioquia hasta cerca del año 272. Generalmente se admite que en el siglo VII Constantino introdujo una reforma a un movimiento más antiguo, y no era el fundador. Los paulicianos se oponían amarga¬mente a las iglesias romana, griega y Armenia como "satánicas". Ellos consideraban a Cristo el hijo adoptivo de Dios. Su énfasis sobre el po¬der de Satanás les ha traído acusaciones de dualismo. Es incierto si ellos observaban las ordenanzas o las consideraban como elementos completamente espirituales. El apóstol Pablo era grandemente vene¬rado, y sus enseñanzas éticas y morales recibían mucho énfasis y eran practicadas. Su historia ha sido trágica. Excepto bajo los emperadores León el Isauro (717-41) y Constantino Coprónimo (741-75), eran ri¬gurosamente perseguidos. En su celo contra las imágenes tomaban el lado de los sarracenos y les ayudaban en la destrucción y el pillaje. En los siglos VIII y IX muchos paulicianos emigraron a Tracia y Bulgaria, v de allí a las regiones bajas del Danubio. Se piensa que los bogomilas de los Balcanes y los cataros del sur de Francia juntaron sus enseñanzas y continuaron su movimiento. Algunos piensan que los anabautistas fueron un producto de estas influencias.
OPOSICIÓN SECULAR A LA AUTORIDAD ROMANA
Cuando Constantino asumió una actitud amistosa hacia el cristianismo y se convirtió «n el único emperador en 323, se esperaba que la tensión entre el gobierno secular y el cristianismo fuera una cosa del pasado. Es cierto que Constantino pasó edictos imperiales para hacer posible que el cristianismo se desarrollara en una atmósfera fa¬vorable. Una de las razones para cambiar la capital del imperio a Constantinopla era que Roma estaba congestionada con templos y monumentos paganos. En el concilio de Nicea (325) Constantino mos¬tró una actitud paternal, y hasta su muerte en 337, cualesquiera que huiberan sido sus motivos, mantuvo una actitud singularmente cons¬tante hacia el movimiento cristiano. Después de la muerte de Cons¬tantino un segmento del cristianismo católico fue consciente del as¬pecto antagonista o represivo del poder secular por el resto del período. Antes de discutir ejemplos específicos de esto, es bueno dar un resumen del por qué apareció la oposición secular.
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